Estimado jefe (Reflexiones sobre liderazgo en mis más de 30 Años en TI) (#1)
![]() |
Imagen creada con IA |
jefe, fa
Del fr. chef, y este del lat. caput 'cabeza'.
Para el f., u. t. la forma jefe en acep. 1 y, especialmente, en acep. 2.
1. m. y f. Superior o cabeza de una corporación, partido u oficio.
Sin.: superior, presidente, dirigente, director, líder, cabeza, cabecilla, principal, jerarca,
patrón, patriarca, caudillo, capo.
Ant.: subordinado.
Con más de 30 años en la industria del software y la tecnología — sí, lo sé, oficialmente soy viejo — he sido testigo todo tipo de situaciones laborales. Si bien una gran parte han sido positivas, otras han sido desafiantes y, otras más, francamente malas.
Lo más sorprendente es que numerosos casos, la raíz de estos problemas no estaba en las capacidades técnicas o en la implementación de un software determinado, sino en la forma en que se desarrollaban las interacciones entre los equipos, particularmente entre jefes y subordinados. Sin embargo, pocas veces leo sobre muchos de los problemas que he atestiguado, si no es diluidas en encasilladas en generalizaciones, especialmente en foros sociales como LinkedIn o Xing.
Por supuesto, aprecio cómo dicho grupos profesionales fomentan la positividad y el ánimo en el mundo profesional — todos estamos aquí para dar lo mejor de nosotros, ¿verdad?
Pero seamos realistas: somos humanos, los conflictos ocurren, y cometemos errores, yo incluido, por supuesto.
Es así como en esta pequeña serie (que podría ser de dos partes, tres, o quién sabe, cien), abordaré algunos de los problemas comunes que he observado en muchos procesos de gestión.
Mi objetivo no es etiquetar a nadie como un “buen” o “mal” jefe (gerente, director, administrador, etc.) sino invitar a la reflexión sobre ciertas prácticas que pudiéramos haber adoptado, muchas veces sin saberlo, que se han convertido en un problema para nuestra gestión y la de nuestra organización.
La serie está basada en mi experiencia personal — tanto como dirigente, y como dirigido— y está orientado a generar conversaciones sobre cómo todos podemos mejorar.
De modo que, incluso si una sola persona encuentra útil y reflexiva esta serie, consideraré que ha sido un éxito. Así que, ¡déjame saber tu opinión!
Atento aviso: Espera algo de humor, intencional o no.
Entonces… ¿Qué diablos hace a un buen jefe?
Mucho se ha escrito sobre lo que hace o debe tener un buen jefe.
Por ejemplo, un excelente artículo es el de Andrew Lee, titulado The Difference Between Good and Bad Management. En él, destaca cualidades esenciales de un buen jefe, tales como:
- Ser un buen motivador
- Ser asertivo
- Establecer expectativas claras
- Tener un alto sentido de responsabilidad
- Lograr una comunicación efectiva
- Ser confiable y transparente
- Ser capaz de delegar tareas de manera efectiva
- Promover la productividad, así como
- Valorar el trabajo de los demás
Por supuesto, cualidades ideales que buscamos tener o que buscamos de una persona con un nivel de responsabilidad o gestión, pero, como señala Lee, muchas veces:
“No es que la ambición de un jefe sea ser malo. Pero la promoción a la autoridad y la mayor carga de trabajo pueden alterar la personalidad de un jefe”.
Dirigir es aspiracional
Ahora bien, quiero que pienses en esto con honestidad:
¿alguna vez has conocido a un jefe que cumpla con todas estas cualidades? ¿O eres tú ese jefe? Si es así, eres un afortunado, no hay nada más que decir.
Sin embargo, personalmente, nunca he conocido a ese “jefe perfecto”, y ciertamente no lo he sido yo mismo.
Por supuesto, durante mi larga trayectoria he encontrado lo que me toca de malas administraciones, pero también he tenido la suerte de trabajar con personas que encarnaron muchas de estas cualidades y me ayudaron a, por un lado, ser un jefe menos terrible en el proceso y, por otra parte, a darme cuenta de que la realidad es que estas cualidades son aspiracionales.
Son metas que, para cumplir, requieren un esfuerzo continuo y que, sin embargo, pueden ser esquivas. ¿Por qué? Porque desarrollarlas no depende solo de cualidades individuales, sino también de la experiencia, la preparación, la cultura corporativa y muchos otros factores.
¿Y entonces?
Para algunos, dirigir se les da manera más natural que para otros, sin embargo, como la mayoría de las cosas en la vida, es una habilidad que se puede aprender, enseñar, y lo más importante, mejorar.
Dirigir, ser jefe pues, requiere reaprender constantemente, reajustar, y estar conscientes de la responsabilidad que llevamos — tanto con los demás como con nosotros mismos.
Es por esto por lo que espero que estas reflexiones sirvan para fomentar el aprendizaje y la sana discusión y, de alguna manera sirvan para fomentar la reflexión sobre las cosas que podríamos dar por sentado en nuestros roles como jefes o dirigentes.
¡Mantente atento para la próxima entrega de esta serie!
Comentarios
Publicar un comentario